星期五, 十一月 30, 2007

 

El mejicano

Un hombre de negocios norteamericano estaba en el embarcadero de un pueblecito costero de México cuando llegó una barca con un solo tripulante y varios soberbios atunes.

El norteamericano felicitó al mexicano por la calidad del pescado y le preguntó cuánto tiempo había tardado en pescarlo.

El mexicano replicó: Oh! Sólo un ratito.

Entonces el norteamericano le preguntó por qué no se había quedado más tiempo para coger más peces. El mexicano dijo que ya tenía suficiente para las necesidades de su familia.

El norteamericano volvió a preguntar:
¿Y qué hace usted entonces con el resto de su tiempo?

El mexicano contestó: - Duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, duermo la siesta con mi mujer, voy cada tarde al pueblo a tomar unas copas y a tocar la guitarra con los amigos. Tengo una vida plena y ocupada, señor.

El norteamericano dijo con tono burlón:
Soy un graduado de Harvard y le podría echar una mano. Debería dedicar más tiempo a la pesca y con las ganancias comprarse una barca más grande. Con los beneficios que le reportaría una barca más grande, podría comprar varias
barcas. Con el tiempo, podría hacerse con una flotilla de barcas de pesca.
En vez de vender su captura a un intermediado, se la podría vender al mayorista; incluso podría llegar a tener su propia fábrica de conservas. Controlaría el producto, el proceso industrial y la comercialización. Tendría que irse de esta aldea y mudarse a Ciudad de México, luego a Los Ángeles y finalmente a Nueva York, donde dirigiría su propia empresa en expansión.

Pero señor, ¿cuánto tiempo tardaría todo eso?

De quince a veinte años.

Y luego ¿qué?

El norteamericano soltó una carcajada y dijo que eso era la mejor parte:

Cuando llegue el momento oportuno, puede vender la empresa en bolsa y hacerse muy rico. Ganaría millones.

¿Millones, señor? Y luego ¿que?

Luego se podría retirar. Irse a un pequeño pueblo costero donde podría dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con sus nietos, hacer la siesta con su mujer e irse de paseo al pueblo por las tardes a tomar unas copas y tocar la guitarra con sus amigos.

MERECE LA PENA LEERLO CON ATENCIÓN PORQUE ME PARECE QUE HAY ALGO EN LO QUE NOS ESTAMOS EQUIVOCANDO……..

星期二, 十一月 27, 2007

 

Ventas


Un chaval entra en una droguería:

- Buenos días. Venía por el anuncio de trabajo.

- Perfecto. Me vienes muy bien. Tengo que ir a hacer unos recados. Te explico cómo funciona la tienda y te quedas tú. Mira, tenemos una técnica de marketing que consiste en el producto estrella del día, todo el que entre en la tienda se lo tiene que llevar. Por ejemplo, el de hoy es Cristasol.

Suena la puerta y entra un cliente. El droguero le dice al chaval:

-Mira cómo lo hago yo.

-Buenos días. Quería una lata de pintura blanca.

-Perfecto. El droguero le saca la lata de pintura y un bote de Cristasol.

-No, no, no. Yo sólo he pedido una lata de pintura.

-Ya, pero me he tomado la libertad de pensar que si me compra la lata de pintura es porque va a pintar ¿no?

-Pues, hombre, claro...

-Ya sabe que al pintar se manchan los cristales de la casa y qué mejor producto para limpiar los cristales que Cristasol, que además es el producto estrella del día y a mitad de precio.

Se va el cliente muy contento. El droguero le dice al chaval:

-Qué, ¿has visto cómo se hace?

-Sí, sí­ , sin problemas. Márchate que ya me quedo yo.

Suena la puerta y entra una mujer.

-Buenos días. Querí­a un paquete de compresas.

-Perfecto. El chaval le saca el paquete de compresas y un bote de Cristasol.

-No, no, no. Yo sólo he pedido un paquete de compresas ...

-Ya, pero me he tomado la libertad de pensar que si me compra las compresas es porque tiene la regla, ¿no?

-Pues, hombre, claro...

-Pues ya que no vas a follar en todo el fin de semana, por lo menos limpias los cristales ...

 

Las Gafas


Un amigo mío se fue a Madrid en viaje de trabajo. Sabiendo que su novia necesitaba unas gafas para la vista y, encontrando la ocasión de comprarle unas muy bonitas, y baratas, entró en una óptica. Después de ver unas cuantas, se decidió por unas y se las compró... La dependienta se las envolvió y pagó la cuenta pero, al marcharse, en lugar de coger el paquete con las gafas, cogió otro muy parecido que había al lado.. El paquete contenía unas bragas que una clienta de la óptica acababa de comprarse en una corsetería. Mi amigo, que no se dio cuenta de la equivocación, se fue directamente a correos y le envió el paquete a su novia, junto con una carta.

La novia, al recibirlo, se quedó extrañadísima con el contenido así que, abrió la carta y la leyó:

“Querida Laura:

Espero que te guste el regalo que te envío, sobre todo por la falta que te hacen, ya que llevas mucho tiempo con las otras que tenías y éstas son cosas que se deben cambiar de vez en cuando.

Espero haber acertado con el modelo. La dependienta me dijo que era la última moda, de hecho me enseñó las suyas y eran iguales. Yo, para comprobar si eran ligeras, las cogí y me las probé allí mismo. No sabes cómo se rió la dependienta, porque esos modelos femeninos en los hombres quedan muy graciosos y más a mí, que sabes que tengo unos rasgos muy prominentes. Una chica que había allí me ayudó también a decidir. Me las pidió, se quitó las suyas y se las puso para que yo pudiera ver el efecto. A esta chica le lucían menos que a la dependienta, porque el pelo se las tapaba un poco por los lados, pero aún así, me pareció que le favorecían muchísimo.
Finalmente me decidí y te las compré. Póntelas y se las enseñas a tus padres, hermanos y, en fin, a todo el mundo, a ver qué dicen. Al principio te sentirás rara... acostumbrada a ir con las viejas, y últimamente a no llevar ninguna... pero sobre todo, mira que no te estén pequeñas, si no te van a dejar señal cuando te las quites. Ah, y ten cuidado también de que no te estén grandes, no sea que se te caigan cuando vayas andando. Para que te sean útiles y resulten más bonitas, me han aconsejado que las limpies muy a menudo. Igualmente me recomendaron que tengas cuidado con los roces porque se acaban estropeando. Llévalas con cuidado y, sobre todo, no vayas a dejártelas por ahí y las pierdas, que tú tienes la costumbre de quitártelas y llevarlas en la mano. En fin, para que te voy a decir más. Estoy deseando vértelas puestas. Creo que este es el mejor regalo que podía hacerte.

Un beso... Manuel."

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